Proteger los alimentos en verano

En verano, protege tu comida para disfrutarla con salud

La llegada del verano implica la subida de las temperaturas y, con ello, que sea necesario llevar un mayor control de los alimentos que consumimos, pues nuestras dietas saludables deben ser, además, seguras. No sólo eso, sino que también hay que cuidar al máximo todas las fases relativas a lo que comemos, desde su compra y conservación hasta el periodo de cocción (si es necesario) y la gestión que hacemos de ello una vez cocinado. Hay que tener en cuenta que más calor implica mayores posibilidades de que los microorganismos se desarrollen y malogren los alimentos, a veces sin que nosotros nos demos cuenta y, al consumirlos, contraigamos afecciones tan molestas como la diarrea estival.

Una de las costumbres que normalmente tenemos al terminar de comer o cenar es, en caso de que haya sobras, mantener los alimentos en la misma cazuela o fuente, sin protegerlos de las altas temperaturas. De esta manera, estamos convirtiendo los productos cocinados en un auténtico foco de posibles infecciones, ya que este tipo de condiciones ambientales multiplica las posibilidades del desarrollo de microorganismos perniciosos para nuestra salud. Para evitarlo, los platos deben guardarse de manera que queden refrigerados, para así evitar estas situaciones; además, así los protegemos de insectos que puedan posarse en la comida en un descuido nuestro.

Otro de los errores que resultan más comunes en la cocina es dejar enfriar un guiso o cualquier tipo de alimento cocinado fuera de la nevera más tiempo del debido. Si bien es acertado permitir que la temperatura de los platos descienda antes de introducirlos en el electrodoméstico y así evitar ciertas problemáticas, lo cierto es que un máximo de dos horas es el tiempo recomendado antes de proceder a refrigerar la comida. Incluso, si hace mucho calor, con una hora es más que suficiente para disponernos a hacerlo. Las sobras o aquello que cocines siempre debe ser guardado en envases herméticos para evitar transmisión de olores y de humedad.


En el caso de las carnes y de los pescados, independientemente del tipo que sean, éstos siempre deben encontrarse refrigerados. Si bien el entorno “natural” es el congelador, en el momento de proceder a descongelar las piezas debemos introducirlas dentro de la nevera. Ponerlas en el fregadero o en la encimera es un error, ya que los dejamos expuestos a microorganismos que pueden echar a perder el producto y, como consecuencia, ponernos enfermos. Otros alimentos que tienden a ponerse en mal estado rápidamente son las frutas y las verduras. En el primer caso, es importante prescindir de lavar las frutas una vez compradas, ya que conseguiremos que se malogren antes; es mejor lavarlas justo antes de consumirlas. En el caso de las verduras, lo mejor es conservarlas envueltas, ya sea en papel de cocina absorbente o en papel de aluminio, para así evitar que adquieran humedad excesiva.

Finalmente, la distribución de los alimentos dentro de la nevera también nos ayuda a conservarlos de la manera más efectiva posible, y así evitar que se pudran antes de tiempo. Lo mejor es colocar las carnes y los pescados en la parte central, mientras que la parte inferior se reserva a las frutas y las verduras, normalmente en cajones aislados que ayudan a combatir la humedad. Procura que todos los envases estén bien cerrados; y si preparas mayonesa casera, no dejes la sobrante para otro momento, ya que es uno de los alimentos que se echan a perder con más facilidad con riesgos para nuestra salud.

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