Saca el máximo partido a tus alimentos cocinando a la plancha

Somos lo que comemos. La alimentación es una parte fundamental  de nuestra salud, tanto  física como mental, puesto que aquello que ingerimos contribuye directamente a nuestro bienestar, aportando al organismo todos los nutrientes que necesita.

Y no hay duda de que un plato cocinado a fuego lento en una olla, con su salsa jugosa y bien condimentada, nos ofrece un plus de sabor que siempre se agradece. Pero elaborar nuestros platos con de esta manera todos los días de la semana no es lo más saludable, ya que a la larga estos platos pueden elevar nuestro colesterol debido a su alto contenido en grasas.

En cambio, cocinar utilizando una plancha, además de permitirnos degustar el sabor auténtico de un producto sin “adornarlo” en exceso, es una estupenda forma de mantener las mejores propiedades del alimento.

Por eso vamos a hablarte sobre cómo aprovechar todas las ventajas que la cocina a la plancha nos ofrece. Pero antes de nada asegúrate de tener preparada una buena sartén para poder poner en práctica lo que vamos a contarte. Si no tienes ninguna o quieres renovar la tuya, las sartenes Woll son una excelente opción para tener en tu cocina un instrumento de calidad para preparar deliciosos platos.




Un aspecto muy interesante de cocinar a la plancha es que evitamos las largas esperas propias de otras formas de cocinar, en las que los alimentos necesitan tiempos mucho más largos para alcanzar su punto óptimo.

Además, al no tener que utilizar demasiado aceite para dorar los alimentos, consigues que tengan menos calorías, siendo mucho más beneficiosos para tu organismo. Y si te gusta preparar platos a base de verduras, comprobarás como su sabor y textura apenas cambian, aportándoles eso sí el toque inconfundible que todo alimento adquiere al pasar por el fuego.

Otro punto a favor de cocinar a la plancha es que controlas en todo momento el punto de cocción de tus alimentos, ya que los tienes a la vista y la superficie de la sartén responde en segundos a los cambios que apliquemos a la intensidad del fuego. Si, por ejemplo, vas a cocinar salmón, nuestro consejo es que lo hagas a la plancha y a fuego lento: obtendrás todo el sabor de este pescado azul sin que pierda ni un ápice de sus propiedades. Y por si fuera poco, se cocinará en su propio aceite natural, una de las fuentes más importantes de omega-3 a nuestro alcance, otra ventaja de cocinar a la plancha, que puedes incorporar a tu dieta para bajar el colesterol si lo tienes alto o para mantenerlo en sus valores normales si lo llevas controlado. Lo mismo ocurre con el cerdo, que requiere de una cocción más lenta: ajusta el nivel del fuego y deja que tu sartén se encargue del resto. En cambio, si vas a cocinar un bistec de ternera, lo mejor será que lo hagas a fuego rápido para que el centro del filete quede al punto, si ese es tu deseo. Si lo quieres más hecho, solo tienes que bajar la intensidad del fuego y en unos minutos lo tendrás listo y bien cocido.

Por último, si te gusta añadir sal a tus alimentos hazlo siempre cuando falten unos segundos para retirarlos de la sartén. La razón de esto es muy sencilla: la sal absorbe con mucha facilidad el jugo que desprenden la carne y el pescado, por lo que si la añades al principio de la cocción éstos te quedarán más secos. Salpimentándolos al final les otorgarás ese puntito salado que tanto te gusta manteniendo todo su jugo.

No sé a ti, pero a nosotros se nos ha hecho la boca agua solo de hablar de esto, así que corre a por tu sartén y un buen filete de ternera o salmón y date el gustazo, nunca mejor dicho, de llevártelos al paladar con sus nutrientes y espectacular sabor intactos.

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